Una buena capa green todo lo tapa,¡eso es greenwashing!
El greenwashing, también conocido como lavado ecológico, es una práctica en la que una empresa o entidad intenta dar la impresión de que sus productos, políticas o actividades son más respetuosos con el medio ambiente de lo que realmente son, ya sea de manera deliberada o no.
Es crucial reconocer que colectivamente estamos en un proceso de transición desde una lógica extractiva hacia la regeneración. En este camino, es importante entender que no existen simplemente buenos y malos. Como dice la letra de una canción: «toda alma tiene una fase negra, ni yo ni tú escapamos a la regla». La diferencia radica en cómo cada uno enfrenta esa oscuridad: algunos optan por enfrentar esa oscuridad con honestidad y superarla, mientras que otros la ignoran o incluso la fomentan, intentando «colorearla de verde».
Patagonia
Patagonia, una empresa pionera en moda sostenible y considerada una de las más sostenibles en el mundo, vio su reputación amenazada cuando la organización Trato Ético de los Animales (PETA) reveló las condiciones de maltrato animal en su cadena de suministro de lana orgánica. Esto pone de relieve cómo incluso las marcas más aparentemente sostenibles pueden verse afectadas por prácticas poco éticas en su cadena de suministro.
El greenwashing es una práctica extendida y cada vez más sofisticada. Algunos ejemplos comunes incluyen etiquetado engañoso, publicidad engañosa, uso de imágenes «verdes», reclamos vagos y desvío de atención. Estas estrategias engañosas pueden llevar a los consumidores a tomar decisiones basadas en información falsa o incompleta, lo que socava los esfuerzos genuinos por promover la sostenibilidad.
Hoy en día, la lista de empresas que se suben al tren de la sostenibilidad es larga. Industria y multinacionales se suman creativamente a lo que interpretan como sostenibilidad sin respetar sus tres pilares.
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Las grandes corporaciones suelen ser las principales responsables de greenwashing. Ejemplos como Amazon, Nestlé, McDonald’s, Burger King, Repsol, Unilever y Coca-Cola son solo la punta del iceberg. Es fundamental que los consumidores estén informados y sean conscientes de las prácticas empresariales engañosas para tomar decisiones de compra más informadas.
Un ejemplo común que vemos con frecuencia son los cereales ecológicos, los cuales a menudo contienen más azúcar, lo que significa que cumplen con el cuidado de la tierra pero fallan en el cuidado de las personas. Podemos comprobarlo fácilmente con nuestros propios ojos en cualquier supermercado.
Somos clientes, no cómplices
El greenwashing también se extiende al ámbito financiero. Según el informe más reciente sobre «Inversiones insostenibles», publicado en febrero de 2024, se revela que BBVA, Santander, Sabadell y CaixaBank (dejo los enlaces con sus compromisos de sostenibilidad) financian con un total de 11.051 millones de dólares a empresas de la industria armamentística nuclear. CaixaBank, conocida por su imagen filantrópica, tiene préstamos por un total de 111 millones de dólares a este tipo de empresas.
En última instancia, debemos ser conscientes de que el greenwashing no solo es un problema de marketing, sino también un reflejo de políticas públicas regresivas y modelos productivos insostenibles.
El mismo informe anual elaborado por las organizaciones International Campaign to Abolish Nuclear Weapons (ICAN) y la holandesa PAX, en el marco de la campaña «Don’t Bank on the Bomb«, también revela que el Estado español continúa a tener participaciones como accionista en empresas relacionadas con la industria armamentística nuclear, aunque el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares ya esté en vigor…».
Es esencial que la sociedad civil se movilice y promueva alternativas comunitarias frente a políticas públicas regresivas y prácticas de greenwashing.
¿Qué harás?
Si tienes cuenta en alguno de estos bancos, ¡es hora de romper con ellos! ¡No guardes esta información solo para ti! Compártela. ¡Cada gesto cuenta!